domingo, 7 de octubre de 2012

Esperanza, motor de su vida

La Luna. Todos la ven pero al instante se olvidan de ella. No tendrá el brillo del Sol, ni será tan grande como la Tierra, pero es especial. Hechizo de la noche, musa de poetas, consejera de corazones rotos y celestina de amantes. Pero, ¿nadie se preocupa por ella?, ¿nadie se detiene a escucharla?, ¿nadie?
Pasan los años y ella cada vez se encierra más en su coraza, procurando que no la lastimen. Se vuelve pequeña, vulnerable y hosca. Ya no se deja escuchar, ni mirar. No da segundas oportunidades. Solo vive porque en su alma aún queda la esperanza de que alguien llegue, quite de sus ojos la tristeza y la lleve lejos, muy lejos.

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