domingo, 14 de octubre de 2012

Sigues siendo la misma niña

Tus miedos siguen ahí, acechando desde la sombra, en la oscuridad más mortecina y a la vuelta de cada esquina. Por mucho que los intentes atrapar se repliegan sobre sí mismos y se escurren de entre tus finos dedos. Huyes lo más rápido que puedes pero ellos siempre saben dónde te escondes. Avanzan hacia ti inexorables y letales, intentando arrastrarte hacia las profundidades de la noche.
Sí, tienes miedo de tus miedos. No has superado tus pesadillas. Se acumulan y se multiplican, dejando ver que aún eres la misma niña que dormía de la mano de su padre porque no soportaba luchar sola.

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