martes, 26 de junio de 2012

Big Bang

Todo parecía haber vuelto a su cauce, al fin las cosas empezaban a ordenarse dentro de mí y durante varias semanas fui capaz de sonreír y mantenerte encerrado en un rincón de mi alma.
Sin embargo, tu manía de aparecer en mi momento de estabilidad lo echó todo por la borda. Después de eso ya nada era igual, perdí el control. Ya no sabía hacia donde dirigirme, ya no tenía claro qué sentía, me hiciste dudar. Y sé que es peligroso dudar cuando has querido tanto a una persona, tanto que tu vida se basaba en él. Sé que lo mejor para mí sería alejarme de ti, huir de mis sentimientos, pero eso no es propio de mí. Ese es mi mayor defecto: cuando me enamoro de alguien solo existe esa persona y aparto de mí todo lo demás, todo aquello que me aleje de él. Es por esto por lo que tengo miedo. Miedo a enamorarme de nuevo de ti. Miedo a que me sigas haciendo daño. Miedo ante un "no" rotundo. Miedo al fracaso. Pero nada se compara con el miedo a perderte.
Esa sensación de angustia vuelve a mí implacable, dejándome con un sabor amargo, un sabor a añoranza de lo que nunca sucedió y que probablemente nunca suceda.
Ojalá todo volviese a ser como antes, cuando tuve la suficiente entereza como para decidir olvidarme de ti. Quizás me estaba engañando a mí misma, lo sé, pero es que cada vez que pienso en ti estalla dentro de mí una explosión que hace que todo se desmorone y me quede sentada, mirando como vuelves a atraparme entre tus manos. Eres como mi propio big bang.

No hay comentarios:

Publicar un comentario