lunes, 7 de enero de 2013

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¿Y si no hay esperanza ya en estas manos cansadas?, si todo por lo que he luchado se desvanece de un soplido... Si eso ocurriera, habría que empezar a levantar nuevos cimientos encima de las cenizas con las mismas manos cansadas que una vez sostuvieron las tuyas, con los mismos ojos que te miraron como si nada más existiera, con esos mismos labios que una vez, sólo una vez, se rindieron a los tuyos y conjuraron una maldición jamás rota.

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