martes, 17 de julio de 2012

Cerrando heridas

Si digo la verdad, yo era feliz en mi sueño y no quería despertar. A veces ese sueño adquiría toques de oscuridad y se volvía pesadilla, pero aún así era feliz.
Conforme iba pasando el tiempo, me di cuenta de que para madurar es necesario ser valiente y cerrar heridas, y eso implica salir de ese sueño y acabar de raíz con todo aquello que guarde relación con él. En mi caso, tú eras el protagonista de ese sueño y el causante de todas mis mayores pesadillas, así que no tuve más remedio que respirar profundamente, reunir el valor suficiente para mirarte a los ojos y decirte con voz clara y directa: adiós.


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