sábado, 2 de marzo de 2013

Ni es ni será.

Existe un navío hundido en el insomnio de los peces. Sueños de burbuja de aire. Brevedad y eternidad al unísono.
Navío que surcaba los cuatro mares bailando con el aire, besando el cielo con sus velas blancas de incesante ondeo. Su madera es ahora arrecife, es hogar de morenas, es residencia pasajera de diminutos y frágiles seres. El azar jugó una mala pasada, dejando ver en su cubierta los rastros imborrables de sus primigenios vecinos.
Ahora forma siluetas que se transforman en su pasado. Sombras de lo efímero.
Navío que fue y que ha quedado sepultado por el mar que le dio vida. Devorado con sed de ser hasta la última polilla.
Ya no volverá a posarse sobre la mar, ya no será bañado por la luz terrestre.
Ya no es ni será.
El mar. La calma. El cielo. El Sol. La tormenta. La mar. El fin.

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