Marca tu cuerpo con la sangre de aquella niña
que fuiste
que fuiste
para que los otros puedan olerte mejor.
Hazte de luz un vestido
que conserve la infancia doliente,
que conserve la infancia doliente,
y cose en tus límites la aurora.
Tienes en las rodillas la fiebre de toda la humanidad,
pero continúas siendo.
Nace de ti un canto leve de libélula,
a pesar.
Nace de ti un canto leve de libélula,
a pesar.
"Ya no te quiero", dices.
Vuelvo al polvo rompiendo el espejo.
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