domingo, 24 de febrero de 2013

El verdadero arte.

Existe un tipo de arte que no es regido por ningún modelo preestablecido.
Existe un tipo de arte simétrico al canto de los ángeles, al arrullo de una nana, al Sol que se cuela entre los barrotes de una cárcel.
Ese arte da vida a todo lo inerte. Da esperanza a todo lo hundido. Desentraña el reverso y el anverso de las cosas, despojándolas del pudor materialista que las encadena. Recorre las venas, dentro de mí, llegando al centro mismo del calor de mi cuerpo. Pulsación acompasada que marca el ritmo de mi ser.
El maná en mitad del desierto. Lluvia que todo lo transforma en rocío, tan bello como todo lo que es.
Pequeño capullo a punto de eclosionar. Al borde mismo de la metamorfosis. Algo perfecto en su esencia envuelta en aura pura.
Existe un tipo de arte que devuelve la visión al más ciego de los visionarios. Torna creyente al más arraigado ateo. Desnuda el alma misma con manos de delicada sutileza.
Tacto que tras él todo suspira. Suspiro que tras él todo vive. Conjuras el mayor de los milagros con una sola nota que se escapa de tus labios. En ti todo es luz.
Él, solo Él, únicamente Él. Indudablemente, ese arte es Él.

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