domingo, 27 de octubre de 2013

Llueve en Consecuencia.

La noche tiene brazos
de sábanas huecas.
Un tumulto de sopas,
hirviendo,
recorre gargantas partidas
en sueños.
Pulverizados quedan los caminos
hacia el centro,
las costillas lloran
y el pecho se hace
jaula.
Los volcanes se petrifican
en la voz última de las nubes
mientras
el sol muere
en manos cerradas
repletas de verdes.
Ambulancias
que habitan en las venas
como auras eternas
de fidelidad a los espejos.
Sirenas que cantan versos
arrojados a la mar
con sus lágrimas perdidas
en amaneceres
con dueños.
Los destellos
solo ciegan
a los ciegos,
y el cielo es solo
el hábitat
de los recuerdos.

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