martes, 8 de octubre de 2013

Fantasmas

Pienso en las ciudades
que lloran por sus cementos efímeros
y se me parten
todos los alambres
del alma.

Sus brazos,
puentes levadizos
hacia ninguna parte,
ruegan por desplomarse
en sábanas sin asfalto.

Sobre sus hombros
se alza la codicia
de gigantes de arena
que danzan al ritmo
de cifras ajenas.

Un pájaro sin alas
picotea
los semáforos que lo distancian
de sus partituras celestiales;
los ángeles agitan sus puños
contra el sexo de las aceras:
duelen las flores
cuando se bañan en orina.

Cruzan cebras
pasos en ámbar
entre leones desdentados
a carcajadas.

Los perros son los dueños
y la ciudad,
su esclava.

Y yo las miro
a esos ojos que ya no ven nada,
suspiro,
voz entrecortada,
lamo la escarcha
de su espalda.

La noche cae
con las sombras
posadas
sobre mis rodillas.

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