Ser
y
Estar
aquí a la hora de mi aullido no sería elección
Ver las sombras bailando unidas de las manos insaciables
sedientas
de carne húmeda antes de la Nada
Girar mi cuerpo
(aún el mío)
conforme copulara conmigo el instinto para lamerme las
rodillas
Pedir limosna de luz a los árboles
mirando todos ellos sobre mi nuca
adivinando mi naturaleza muerta
Es extraño no coserme las heridas cuando sangro tanta leche
amarga
Queda apelmazado en mí el aullido lento de los otros
(ya no mío)
que abre los pulmones del viento
y lo mece con sus pupilas frías
ausentes
lejanas
Aquí
no hay
Quién
Soy un potro muerto, ¿no me oyes relinchar?
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