sábado, 22 de marzo de 2014

Huesos de cristal

Como si mi cuerpo se ablandara
hasta nacer un arpón de lengua
que envolviera toda la duda en su nido de sal.
Como una solapa metálica yerma de ojos
rozando cada esquina con la frente febril
de la fe.
Así mi cama de espuma que llora
como el animal que llevo dentro,
como el hambre que come de mi cuello
para volverse luego del revés.
Así toda yo limitada por la piel,
esquiva la palabra de un roce aún niño,
un silencio que no llega a terminar de romperse.
Es un grito.
Es un llanto.
Amargo.
Cerrar los sentidos para caer en la oscuridad.
Esta es la vida pulsada muerta bajo la máscara.
El antifaz ya no.
No...

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