martes, 9 de julio de 2013

Shhh

El viaje entre árboles siempre la convirtió en pájaro,
flotando entre las nubes verdes de los troncos,
en cuyas heridas se refugiaban seres pequeños y ruidosos.
De correteo en correteo acariciaba las plantas,
hojas afiladas y olorosas que revestían,
elegantes,
los cuerpos desnudos de la naturaleza.
Ninfas que brincan de puntillas,
alas que reflejan la luz formando un caleidoscopio de colores,
gnomos de rojas mejillas
y duendes de puntiagudas orejas.
Los cuentos que evocaban pequeñas aventuras,
pasaron a tornarse realidad.
Aquella niña de pequeño talle se enfrentaba,
risueña, a las sombras que se enredaban en el suelo.
Un tropezón causado por el aleteo de un hada.
Punzada en la rodilla.
Morado.
El dolor no es razón que impida seguir latiendo,
incansable,
a través del campo.
Ríe y sueña la pequeña convertida toda en golondrina,
piando y cantando melodías de juegos,
de sueños.
La noche llega.
Silencio, una soñadora está despierta.

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