sábado, 11 de enero de 2014

No hay aura ya

Les faltan los sesos.
A los pájaros.
Los llevan colgando de las alas.

Quizá por eso tuercen
sus ojos al volar.
Quizá por eso viven
con alambres en las piernas.

Les faltan y no gimen.
Les faltan y los añoran.
Les faltan y las plumas se hacen rama.

Y se curvan sus bocas al caer
rodando la ladera de sus vértebras.
Y son peces que elevan raíces hacia la frente del alba.

Cuidado, las equinas oyen.
Cuidado, las esquinas golpean.
Cuidado, las esquinas son el pasado con pestañas de cemento.


Les faltan a todos los sesos
y el pensamiento es un lugar vacío
de respiraciones. 

Les faltan los sesos.
A los humanos.
Los llevan bajo sus pies.

Quizá por eso el cielo es de hielo.
Quizá por eso reflejan fantasmas.

Les faltan y gimen.
Les faltan y no los añoran.
Les faltan y las piernas se hacen alambres.

Y se enredan los cabellos con las hojas muertas.
Y el pulso se congela en el vapor de un suspiro.


Cuidado, el suelo arde.
Cuidado, las alas no duermen.
Cuidado, los pájaros picotean los sesos tendidos en el jardín.

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