martes, 2 de abril de 2013

El reino de la nada.

Noche cerrada. Estrellas vagabundas. Luna enferma. Amantes sin paraíso. Sol agotado. Tierra fría. La plaga de demencia se apodera de cada rincón del cosmos, haciéndolo suyo en el mismo instante que un niño dejó de sonreír. El reloj se para, el tiempo ya no envejece. Las manecillas que dirigen el todo gimen de placer ante tal desafío a la naturaleza, la cual contraataca con el sacrificio de la vida. Todo cae en el olvido y los dígitos que marcaban el ritmo de los seres se desploman transformándose en arena blanca. Se alza la tregua y el tiempo es sentenciado a prisión. Ahora es su esclavo, su más exigente prisionero. La nada se apodera del Universo.

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