Me miro y vacío. Te miro y nada. Nuestros ojos son ya cavernas oscuras de hondas y profundas soledades.
Tú y yo somos ahora las cáscaras huecas de lo que algún día fue un nosotros, los fantasmas sollozantes de dos niños sin infancia.
Encerrados en el baúl de los sueños frustrados nos encontramos, junto a ese soldado de plomo y esa bailarina que jamás se volvieron a besar. Tal vez nos parezcamos a ellos, quizás todo se acabó hace tiempo y ambos lo quisimos negar, porque existen amores que arrancan el alma y los besos, y el nuestro fue uno de ellos.
sábado, 20 de abril de 2013
En el baúl
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