martes, 9 de septiembre de 2014

Dentro de la noche

Otorgarle cuerpo a la flor olvidada
para introducir los dedos en sus estambres.
Empaparme de su líquido mortal y que reine
en mi noche
su suero de dulce mortalidad,
sonrosando la muerte a mi cuerpo
mi corazón de fruto inmaduro.
Que abran las puertas de todos los hogares y pinten
con mi sangre astros en las frentes de los primogénitos,
para que así nunca vuelen
para que así nunca sientan.
Conservar la humedad de la flor marchita,
envasar la fertilidad
la tierra entre las costillas.
Los estambres se balancean colgando de los balcones
y los cachorros alimentan mi estómago
con su azúcar azul.
En la oscuridad, quedamos todos
tumbados con los labios cosidos
por los pétalos.

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