Lloro la leche que nunca mamé
pues madre fue de tierra
y en la cuna un llanto sordo
de orquídeas y noche.
Me crié dentro de la flor huida
para conservar la raíz,
pero ahora me muerdo el interior
de los labios degustando la sangre
sin lactosa,
pura y extinta de lobos y parásitos.
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