¿Oyes los tambores allá en el horizonte?
¿Oyes en tu cabeza de fría oscuridad?
Vienen a por ti los niños,
vienen a beber de tu sangre porque
mataste tu nombre
Quieren que pronuncies tu naturaleza,
colocar un caballo ante tus ojos
y que lo lamas con tu lengua
No olvides el Hogar, hermano
No dejes al azar la aurora porque no
despertarás
con el cuello erguido
con el índice señalando
¿Oyes ya el canto que viaja por las
caracolas?
¿Oyes ya mi molusco niño dañando mis
venas?
Soy de agua negra, hermano
Yo soy en la penumbra tu espera y tu
llanto
Recuerda al Padre,
el vencejo eterno sobre la noche
Tu muerte es un réquiem de arena.
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