miércoles, 25 de septiembre de 2013

A contrarreloj

La rapidez de las caricias
por carreteras secas de pestañas sonoras
atraviesa toboganes de voces
y cables que unen
filamentos de estrellas.

Carteles que rezan
con las manos cuadriculadas
levantadas al cielo de verde botella.

Galerías sin luces ni acuarelas
cierran sus ojos
hambrientos de almas vibratorias.

La rapidez merma los dedos,
ata los pies,
enmudece a las rodillas
de cardenales pecadores;
lunares que bailan
al ritmo de la tinta.

El motor bajo las suelas
no detiene su arritmia:
jungla urbana inquieta
que caza panteras.

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