viernes, 6 de septiembre de 2013

Despertar abrumador

Por los poros se escapa la hiel
suspirando arabescos de humo.
Carámbanos de lenguas marchitas
cortadas en fraccionarios sonetos
que empañan lámparas de arcilla.
El agua inunda la maleza estrepitosa
de una mente demente
repleta de escaleras que dan coces
al no dejarse pisar.
Sudor de naranja inmadura
emana de lagrimales equilibristas
sobre cuerdas de estrella moribunda.
Caen copos de nieve negra
sobre la espalda en ángulo obtuso
que reposa en el mimbre de torcida hiedra.
Caprichosas manos las que recorren
un cuerpo desmembrado
intentando resucitar pasiones degolladas
como lobo en boca de humano.
Caprichosas e ilusas las yemas furtivas
escondidas tras los párpados agujereados
que revisten un torso de inacabables dunas.

Todo en él era derribo, escombro,
ruina regada con tinta enrojecida.
Todo en ella era luna, luz,
ecos de un mañana con ventanas
y balcones que saborean la mar.
Dichosas las pupilas que los vieron caminar
endeudados de ensoñaciones
por montañas cosidas de enjambres
con aguijones de metal.

Por los poros donde escapaba la hiel
suspirando arabescos de humo,
se van cultivando semillas sin fruto
en el árido ártico oscuro.
Carámbanos en los muslos,
brújulas desdibujadas en la sien
y el vacío insomne del pecho
atravesado por balas que no osan ver.
El roce con alevosía de flechas
contra almas sin norte
es el hálito humedecido por espuma de mar
que vaga por caminos sin pisadas
ni raíces donde abrigar
las huellas de los cadáveres condenados
a existir sin pecar.

Burbuja de hierro
con cabezas de alfiler,
amamantan cangrejos
con raíles en las retinas.

Linealidad del tiempo.

Todo en él era ya pólvora
en éxtasis de estallar.
Todo en ella, cenizas
de polvo de cristal.

Se consumieron las bocas
al luchar por ser besadas,
como cerillas bulímicas que vomitan
el fuego de la eternidad
en sus mejillas.
Se perdieron,
él y ella,
ella y él,
en rosales sin espinas a las que arañarse
y cayeron en el hondo pozo
de la realidad travestida.

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