martes, 10 de septiembre de 2013

Pecado animal

Las hormigas soñaron una tarde
con tus huellas cerca de su hogar,
rondando la tierra agujereada
en mil patas hambrientas.

Te imaginaron sobre las colinas
de amargas nubes en polvo
que marchitan antenas curvadas
y espaldas sin ángulos.

Hicieron de tu voz
un himno
y de tus labios,
bandera.

Tus besos fueron envasados
en cofres ocultos
bajo el manto de noches en vela
por verte dormir.

Pintaron cielos de barro
para que los amasaras
con tus manos como pájaros
empeñados en acariciar el suelo.

Sacrificaron sus versos,
sus estrofas,
y con sus sangres
te convirtieron en poema.

Tú, otoño
en la garganta enfrascado,
escupiste
-cobrando-
meteoritos de ojos muertos,
muertos con lenguas de fuego,
fuegos de dagas cortadas,
cortantes palabras,
palabras proscritas,
proscritas las bocas microscópicas
inundadas en vómito.

Y las hormigas,
pisoteados sus huesos por gigantes
de hierro,
se arrojaron tinta a las heridas
para carbonizarse
con su propio
error divinificado.

No hay comentarios:

Publicar un comentario