domingo, 8 de septiembre de 2013

Amanecer quebrado

Peces de azules entrañas despuntan
por el fino borde del infinito
mientras las vacas mugen
y apuñalan con sus lenguas
el vientre del alba.
En estaño caramelizado se convierten
las patas torpes de hormigas ciegas
que deambulan por pétalos, flotando
con el roce de ecos y herraduras.
Flores descosidas de sus tallos de luz
ahora beben sangre apelmazada
en sus raíces de puntillas dilatadas.
A cuchilladas agudas mata el gallo al sueño
empapando las camas de bostezos
y acordes de violines sin cuerdas.
Las guitarras tienen venas de café
esparcidas por un suelo con ojos de espada.
Peces de azules entrañas despuntan
por la calma inquieta de la tierra
conquistada por pisadas que suspiran
sobre el manto de estrellas olvidadas.
Las uñas del ayer devoran la mugre del pavor
a mordiscos desencajados
y sus bocas de dientes redondos
se llenan de aguijones vaporizados.
Un niño murmura palabras sin contornos
en pesadillas de orina oscura.
Un gato se lame las heridas en carne viva
que le nacen de su lomo arqueado
en mil flechas rojas.
La aurora aguarda silenciosa,
como un puma hambriento,
la voz trémula de las campanas
encima de las veletas.

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