sábado, 17 de agosto de 2013

Aún (no) lo sabe.

Aún no sabe
los "adiós"
que de sus muñecas caen
balanceándose de sus relojes
de cuerda.
Relojes
que marcan la hora de vuelta
hacia el camino que emprendió
con pies de heroína.
Las horas se le escapan
de entre los dedos
y se desespera
al ver cómo se (es)fuman los deseos.
El humo la rodea
y la transporta
a otros mundos de laberintos
escondidos en la penumbra
de su frente.
El tabaco supo mejor
en otros labios,
en otras lenguas
y la heroína acaba por consumirse.
Con los dedos amarillentos
llenos de señales,
que inspiran pasados
repletos de luceros
y expiran presentes
en los que la calma
no tiene paciencia
para otra copa más,
optando por abandonar
las sedas que podrían acunarla,
sustituyendo
la sed
por el hastío.
Aún sigue sin saber
los "adiós"
que de sus grietas saldrán
chapoteando
destino ninguna parte.
Es desconocedora de sus caminos
y de sus futuras derrotas.
Sus relojes la miran
colgados de sus barrotes
y la interrogan
cada mañana
que se levanta con los ojos rojos
de tantas faldas perdidas
en casas
que no esperan su regreso.
Con sus trampas
y sus piernas de espinas,
ella se alza
y emprende el vuelo
hacía otras camas que le hagan
desvanecerse
en la nada.
Huye
y eso es
lo único
que ella sabe.

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