sábado, 17 de agosto de 2013

Espero.

Esperaré
mil y un atardeceres
en el muelle de tu cuello
hasta ver cómo emerge
de tus aguas
la Luna de tu boca.
Esperaré
hasta que de tus ojos
nazcan vendavales
que nos lleven con las hojas
de los árboles cortados
a principios de otoño.
Esperaré
entre las sábanas y desnuda
para comprobar
cómo te deshaces de tu piel de mapa
que he trazado con mis dedos
y te difuminas en las paredes
húmedas de deseo.
Esperaré
como esperan los ciegos
a su amor de camas selladas
siempre
por los mismos besos,
sentada
en la misma silla
de aquel antro subterráneo
donde tu humo
se cruzó
con mi pelo.
Con las ganas escritas
en las palmas de las manos
y la frente poblada
de las mismas fiebres.
Con el vestido
transparente de corazas
que dejan entrever
mis secretos.
Con un poema entre los labios
y los versos
en los párpados.
Espero que no tardes
para no esperar demasiado
no vaya a ser
que desespere
en vano.

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