El mobiliario
cruje
por las noches
de placer
al atravesar
la línea que separa
lo real
de lo fantástico.
O lo que viene siendo
lo mismo:
se hacen el amor
con sonidos
escuetos
de pisadas
mojadas
sobre
madera
vencida
por embestidas
de calor
o tiempo.
Gimen en silencio,
para ellas.
Llevan la bandera del sexo
en las astillas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario