martes, 13 de agosto de 2013

Suma esta victoria

Tender las memorias
a la luz roja del revelado
para que se sequen
de esa lluvia de besos
que nos dimos antes de ayer,
bajo una oleada de flashes
que iban y venían
entre tus ojos y los míos.

Ambos intentamos capturar
cada giro de sentidos
que nos hacía estremecer
sin cesar
para que así
no nos desbordase la soledad
al llegar a nuestras camas vacías de piernas.

Y así,
sin (querer) evitarlo,
no nos separamos
hasta que las luces de las farolas
nos quemaron la piel desde arriba
hasta abajo
al decirnos que la hora ya había llegado.

Despedida cruzaba la acera
por el paso de peatones
(ágil, irrompible),
pero nuestras caricias la pararon en seco,
pues evocaban las manos de todos esos amantes
que ella,
gozosa,
había fracturado en mil y un "adiós".

Y los fantasmas de esas parejas
se le rebelaron ante sus ojos
mientras nosotros nos hacíamos versos
en los costados,
y Despedida se besó con Llegada
descubriendo que ella jamás podría irse de su lado.

Entonces, Cuenta Atrás se jubiló
y Tiempo se quedó sin socios
que le ayudasen
a jugar con los mortales.

Una vez más,
nosotros,
tan ínfimos y tintineantes
ante el firmamento,
vencimos a las estrellas
que se quedaron con las ganas
de verse reflejadas en nuestras mejillas.

Amor,
suma esta victoria
a nuestro contador de batallas.

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