lunes, 12 de agosto de 2013

Secuestro

Hay días en los que la mierda me entierra
y siento como las muñecas
se me abren y se rompen
al intentar escarbar para sacar la cabeza.
Hay días escritos con tinta gris,
de cielo gris,
de luz gris,
que no tienen nada más que traer a la memoria
pequeños recuerdos de cuando éramos felices.
Esos días se hacen eternos
los relojes se quedan sin pilas
la nada se convierte en una papelera
donde tirar folios en sucio
llenos de poemas a medio hacer
y que no convencen a nadie.
A esos días no los nombro
por miedo a que llamen a mi puerta
y a golpe y porrao
entren destrozando los pasillos de mi vida
hasta dar con la llave que libera a mi inspiración.
Y entonces se la llevan con una brecha en la frente,
amordazada como un cerdo con la manzana en la boca.

Y se va.
Sin más.

A las pocas semanas recibo una carta.
El precio a pagar por el rescate es elevado,
pero merece la pena.

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