martes, 20 de agosto de 2013

Cuidado: besos

Que se apunten tus besos esta victoria
con trampas de amor ganadas
y promesas a fuego lento
que se agrietaron antes de cocerse.
Que se apunten tus besos las dudas que crearon
y los lienzos de lágrimas que desataron.
Que se apunten tus besos las noches en vela
solitarias
y pensando en estrellas muertas.
Que se apunten tus besos los versos
y las estrofas que los sujetan
de forma caprichosa
como tu mirar.
Una cruz que pesa en el cuello
una cruz que duele en la frente
una cruz que mastica madera y la escupe.
El aire choca contigo y se dobla de temor.
Ojos de espada que desenredan tumbas
y las vuelven del revés,
desenterrando cadáveres del fondo del ser.
Siempre tuviste ese don
(por desgracia para todos los mortales)
de ir andando
mano en bolsillo
y secando
como Atila
la hierba a tu paso.
Con una pierna en el cielo
y otra en el infierno,
tentando a ángeles
y divinificando demonios.
Jugaste con fuego y te creciste
con el oxígeno de las esperanzas que dormían
acunadas en dedos.
Y es que tus besos son hielo ardiendo
y viento que alborota olas en calma.
Y es que tus besos son como la heroína
que se chuta en las venas
y llega al corazón,
insuflándolo de ardor
destruyendo carne tras de sí.
Que se apunten tus besos esta victoria
porque has conseguido una nueva derrota:
caer rendido
esta vez
en pies de aguja que pisotean flores
y patalean peligros.
Esta vez
tus zapatos han encontrado su horma
y tienen miedo,
porque cuando rezas y pecas
has de soportar el castigo
divino
de mis piernas.

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